Nada bueno puede salir cuando los gobiernos intentan controlar un espacio que ha dominado la población y que además es un derecho humano de acuerdo a la declaración emitida por la ONU, la cual señala que cualquier intento de bloqueo es un atentado contra la población.
Tal parece que al senador priista Omar Fayad le quedó un poco más claro el derecho que internet representa y vio lo que sucede cuando se lanza una iniciativa de ley que intenta restringir y controlar este espacio.
Era lógico que la llamada #LeyFayad causara revuelo e indignación en la población, sobre todo en la sociedad 2.0, quienes calificaron este intento cómo una clara afrenta en contra libre expresión, generadora de opacidad y una grave transgresión a la privacidad.
Hay que entender que en los últimos años internet se ha convertido en parte fundamental de la libertad de expresión, a través de esta plataforma los millones de usuarios que están en línea pueden compartir ideas e información, incluso la propagación de contenido en la web ha conseguido derrocar mandatarios y dictadores.
Está en duda si surgió en Bucareli, en Los Pinos o fue una idea propia, pero lo que está claro es que algo debe temer el grupo en el poder, diputados, senadores, funcionarios y por supuesto el presidente; tanto que Omar Fayad, lanzó una iniciativa de ley para regular el uso de internet, en donde regular y criminalizar eran sinónimos.
A los días de ser lanzada el senador solicitó retirarla, argumentando que será modificada e incluirá a expertos y las opiniones de la sociedad civil para enriquecerla, además de descartar que dicha ley pretendiera ser una herramienta para callar las voces de la ciudadanía.
Y no es para menos, porque cuando fue presentada las redes sociales enardecieron, a pesar de que el sustento de esta ley justifica su existencia con base a la imperiosa necesidad de castigar y perseguir delitos como acoso sexual, extorsión, amenaza e intimidación.
Sin embargo, su ambigüedad, subjetividad y generalidad criminalizaba cuestiones tan básicas como el uso de internet, la instalación de aplicaciones, el uso de computadora, gadgets, redes sociales y la generación y divulgación de información, provocando una mordaza digital a los periodistas. A lo que también había que sumar la creación de una policía cibernética, el espionaje y bloqueo de los servicios de internet.
Básicamente la propuesta de la “LeyFayad tal cual la presentó el senador criminaliza a los usuarios, porque no existe una diferenciación de quien comente los delitos. Existe una falta de precisión en los conceptos aplicados y no contempla los derechos que la ciudadanía tiene.
No obstante si esta iniciativa se reconstruye, se delimita y se toma la opinión de expertos en la materia podría cumplir con la función de sancionar los delitos de sextorción, grooming, bullying, acoso, extorsión, suplantación, entre otros crímenes que desarrollan en las redes sociales.
Sería positivo siempre y cuando no se tome con una manera de callar las voces de la ciudadanía inconforme o para evitar que asuntos como casas blancas, nexos con organismos de la delincuencia, cuentas, fallos y abusos se escondan o bien para criminalizar a quienes realicen críticas duras contra el gobierno.
Es momento para que esta ley se realice a conciencia sin violar los derechos que corresponden a todos los ciudadanos, que no penalice el uso de internet y use un tema de seguridad como escusa para hacer de los ciudadanos, delincuentes 2.0.